Entre el ajetreo de sus pasos y el murmullo de la gente que iba y venía, un fuerte olor a naftalina la sorprendió y despertó en ella el efecto de la añoranza. Fue entonces, cuando su memoria inició el proceso de búsqueda de aquellos otros olores entrañables en el registro de sus recuerdos, y todos sus sentidos se desperezaron. Olores, sabores, visiones, voces y sonidos, sensaciones de contacto.
La lejanía y la distancia entre el hoy y el ayer, incluido el más reciente, la empequeñecen y la convierten en una imprecisa holografía vagando por la infinitud del pensamiento. Pero la fuerza del tiempo siempre termina devolviéndola a esa realidad ineludible.
¿Qué sería de su existencia, sin todos esos registros?
Vaya... todo un escaparate digno de mirar. Como hemos cambiado...
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Olga, me encanta esa radio.
ResponderEliminarBesos
A veces sin saber muy bien porqué regresan los pensamientos y las sensaciones de un tiempo pasado, a veces corto en el tiempo, otras de lardo recorrido...que son parte de nuestra vida y de nuestra forma de ser.
ResponderEliminarUna foto y un texto que me hacen volver muy atrás...precioso.
Besitos